[:es]Desde Lanzarote nos hemos llevado una mochila cargada de experiencias a la isla de Gran Canaria, esta vez para iniciar un trabajo de base que permita a corto plazo reactivar los órganos de participación de la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria (RBGC en adelante).
Como un intento de acercamiento a la población en 2016, pues en ese momento político se entiende que hay que generar espacios de participación ciudadana con respecto a la RBGC, se inicia un proceso de participación para elaborar un reglamento del Consejo de Participación de la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria. Este reglamento fue aprobado en junio de 2018 y es entonces que el actual equipo técnico de la RBGC propone dar un paso más: reactivar el Consejo Científico y de Participación, esta última contratando a Tágora como una asistencia técnica, promovida por la Consejería de Medio Ambiente y Emergencias del Cabildo de Gran Canaria.
La Reserva del a Biosfera de Gran Canaria: aprendizajes, retos y propuestas
Desde 2005 la UNESCO declara una parte de la isla de Gran Canaria Reserva de la Biosfera, exactamente un 43% de la superficie terrestre además de una franja marina en la costa suroeste. De esta manera hay tres municipios que quedan dentro de la misma: La Aldea de San Nicolás, Artenara y Tejeda, y otros cuatro municipios, Agaete, Mogán, San Bartolomé de Tirajana y San Mateo, que disponen de una parte declarada reserva también.
En un territorio tan extenso, de abruptas cumbres hasta el mar, se reconoce un riqueza biológica y cultural inmensa, donde el desarrollo y el provenir del territorio pasa por el pasado, el presente y el futuro de la relación de los habitantes con su entorno, de los habitantes entre sí, de la relación de las instituciones con la ciudadanía y la comunicación entre todas ellas. Es ahí donde se enmarca el objetivo de esta asistencia técnica: “fortalecer o regenerar la interrelación de los diferentes agentes que componen la RBGC”. Entendemos este primer paso como fundamental porque por un lado, la declaración de 2005 fue “de arriba a abajo”, no participada, con lo que a la pregunta de “qué es la RBGC, qué beneficios tiene y cómo se gestiona” no hay un discurso común compartido, hay cierta desinformación, se han generado altas expectativas y luego no se han cumplido, quedándose muchas incógnitas por el camino. Queda de manifiesto, tras las diferentes encuestas que se han realizado en el entorno de la RBGC en los últimos años, que existe un desgaste en la población y una desconfianza.
Por otro lado, entendemos que los diferentes procesos reflexivos que ha habido años atrás han estado dirigidos a las personas que habitan la RBGC, sin ir de la mano el mismo proceso dentro de las instituciones. Fomentar la autoestima del territorio así como la identidad, el desarrollo económico y el equilibrio socioambiental es imprescindible, como también lo es el trabajar dentro de la institución, fortaleciendo, o creando en ocasiones, la estructura que facilite la credibilidad y la utilidad de la propia RBGC. Trasladar que un territorio Reserva de la Biosfera va más allá de una cuestión medioambiental, que cuando hablamos de reserva hablamos de valores culturales asociados al lugar, de diálogo de saberes, de historia, de patrimonio, de agricultura, de ganadería, de juventud, de mujeres, de agua, de salud, de energía, de participación, de modelos de desarrollo endógenos, de calidad de vida. Que esta diversidad permee en el discurso de la administración para que también haga suyo este reconocimiento a través de sus políticas públicas.
Desde el equipo de Tágora afrontamos esta asistencia técnica con ilusión y ganas. Sabemos que el camino es arduo y complejo, y que los resultados, en gran medida, dependerán de la transparencia y del compromiso de todas. Apostamos por seguir tejiendo redes en las islas y entre islas, como herramienta de comunicación que nos permita seguir caminando hacia una transformación social, cultural, económica y ambiental.
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